
Proteger la piel de los rayos dañinos del sol es una práctica común en verano, pero sorprendentemente, es igual de importante durante los fríos meses de invierno. El clima nublado y fresco no suele asociarse con quemaduras en la piel, pero independientemente de la temperatura, la piel desprotegida corre el riesgo de sufrir daños solares en cualquier época del año.
Dicho esto, el sol no es el único elemento del que debes proteger tu piel. Para colmo de males, tu piel también corre el riesgo de enrojecerse y descamarse debido al frío y los vientos racheados. Esta afección se llama quemadura por el viento y, aunque es diferente de las quemaduras solares, merece y requiere el mismo nivel de protección.
Afortunadamente, las quemaduras por el viento se pueden prevenir fácilmente, así que si el frío te afecta la piel, no te preocupes. A continuación, explicamos qué son las quemaduras por el viento, cómo prevenirlas y qué se necesita para tratarlas.
¿Qué es una quemadura de viento?
Las quemaduras por viento son un tipo de daño cutáneo causado por la exposición prolongada a vientos fríos y fuertes. Al azotar la piel (generalmente el rostro), el viento arrastra consigo la humedad, debilitando la barrera cutánea. A diferencia de las quemaduras solares, las quemaduras por viento solo dañan la superficie de la piel; sin embargo, pueden agravarse por la exposición excesiva al sol.
Las dos afecciones son diferentes, pero sus síntomas son bastante similares. El resultado es una piel seca y quemada, con picazón y enrojecida. No es infrecuente y se presenta al pasar tiempo en el frío intenso y el viento.
Pasar tiempo al aire libre con la piel desprotegida en climas fríos y ventosos daña la capa superficial de la piel, despojándola de su hidratación natural y dejándola enrojecida, en carne viva e irritada. Debido a que la barrera cutánea está dañada, la humedad se escapa de la piel, resecándola y haciéndola más susceptible a una mayor irritación. El viento por sí solo puede dilatar los vasos sanguíneos y la exposición al viento frío puede alterar el equilibrio del pH de la piel.
Como era de esperar, cuanto más tiempo esté la piel expuesta al viento y al frío, peores serán los síntomas.
Cómo prevenir las quemaduras por el viento
La mala noticia: las quemaduras por el viento son frustrantes. La buena noticia: son fácilmente prevenibles. Aquí te explicamos cómo proteger tu piel del frío para prevenirlas:
Mantén tu piel hidratada
Las quemaduras por viento se producen cuando la piel del rostro se ve afectada por la pérdida de humedad. Para prevenirlas, asegúrate de hidratarte antes de salir. Prueba a aplicar una crema densa como una crema facial nutritiva o Aquaphor en las zonas más secas del rostro (es decir, las mejillas). Además, considera eliminar los productos más agresivos de tu rutina de cuidado facial (limpiadores abrasivos o ácidos) durante las olas de frío.
Por último, antes de acostarte, conecta un humidificador y enciéndelo. Humedecer el aire evita que tu piel se sienta seca y cuida tu barrera cutánea.
Aplicar protección solar
Las quemaduras de viento y las quemaduras solares no son lo mismo, pero al igual que las quemaduras solares, las quemaduras de viento se pueden prevenir usando FPS en exteriores. Busca una fórmula multiusos que hidrate y proteja la piel del sol para una doble protección.
Encubrir
Nuestras caras son más propensas a las quemaduras por el viento porque suelen ser la zona más expuesta al frío. Para protegerlas, abrígate bien con una chaqueta con cremallera que te cubra la boca o con mascarillas para mayor protección.
Cómo tratar una quemadura de viento
Ninguna rutina de cuidado de la piel es perfecta. Si el aire frío te pilló resbalando, no te preocupes. Las quemaduras por viento son tratables y, afortunadamente, no tardan mucho en sanar. Sigue leyendo para obtener consejos sobre cómo remediarlas.
Utilice una rutina de cuidado de la piel suave
Las quemaduras por viento dañan la barrera cutánea, por lo que es fundamental evitar cualquier producto para el cuidado de la piel que pueda dañarla aún más. Intenta usar limpiadores suaves, humectantes suaves y, por supuesto, agua para retener todo (aunque quizás quieras evitar la vaselina ). Finalmente, lávate la cara solo con agua tibia, ya que la espuma puede dañar aún más la piel.
Una compresa refrescante también puede ser útil después de una quemadura grave. Prepárala con una toallita húmeda o usa un aparato facial refrigerado.
Evite las actividades al aire libre
Tras una exposición dañina, es mejor mantener un perfil bajo. Intente permanecer en interiores tanto como sea posible y evite actividades al aire libre como correr o esquiar. Esto podría empeorar su condición y provocar quemaduras más graves.
Analgésicos de venta libre
Para aliviar algunos de los síntomas de la quemadura por el viento, como la hinchazón y el dolor, son útiles los analgésicos de venta libre como el ibuprofeno.
La comida para llevar
Aunque una quemadura de viento no es nada agradable, es increíblemente común durante el invierno y, afortunadamente, no es difícil de tratar. Si notas la piel enrojecida, irritada y en carne viva después de pasar mucho tiempo al aire libre en los meses de invierno (por ejemplo, esquiando o corriendo en el frío), es probable que se trate de una quemadura de viento. Mantén la calma, evita el frío hasta que tu piel se calme y mantén una rutina de cuidado suave con abundantes humectantes y oclusivos (como vaselina, siempre que tu piel no esté demasiado seca ni tengas eccema o psoriasis) para apoyar tu piel mientras sana.
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