
Las cremas hidratantes hidratan la piel, y así es como se elimina la sequedad, ¿verdad? No es tan sencillo. Las cremas hidratantes, ya sean faciales o corporales, contienen diversos ingredientes, cada uno con funciones ligeramente distintas para ayudar a abordar y tratar la sequedad.
Y en este ámbito, los emolientes, que ayudan a suavizar la piel, son esenciales. Sin embargo, aquí es donde la cosa se complica aún más: el término emoliente puede referirse tanto a ingredientes específicos como a productos como lociones, cremas y ungüentos.
Pero no te preocupes, te lo explicaremos todo en un minuto. En este artículo, te lo explicamos en detalle y te explicamos lo que necesitas saber para incorporar emolientes a tu rutina de cuidado de la piel seca.
Qué hacer y qué no hacer con los emolientes
Los principales beneficios de estos productos para el cuidado de la piel son que suavizan la piel, ayudando a reparar las grietas en la barrera cutánea, previniendo así la pérdida de agua. Además, actúan como lubricante en los productos. Los emolientes son beneficiosos para la mayoría de los tipos de piel, con la única excepción de las pieles naturalmente muy grasas, señala Greenfield. En este caso, los emolientes, en particular los productos pesados y ricos en aceite, pueden ser demasiado densos y provocar la obstrucción de los poros y la aparición de brotes.
Salvo la excepción mencionada anteriormente sobre la piel grasa y los emolientes más densos, estos generalmente se pueden usar con regularidad y en abundancia. Los emolientes funcionan bien con diversos ingredientes para el cuidado de la piel. En las cremas hidratantes, los emolientes funcionan mejor cuando se combinan con otros agentes hidratantes con propiedades oclusivas o humectantes, es decir, que recubren la piel o atraen el agua, respectivamente. También se pueden combinar con otros principios activos, como extractos botánicos antiinflamatorios.
Evite combinar emolientes con ingredientes que puedan tener efectos secundarios potencialmente irritantes que no desea que queden en la piel, como los retinoles y los alfa- y beta-hidroxiácidos, como ejemplos comunes.
¿Qué son los emolientes?
Abróchense los cinturones, porque hay mucho que desglosar. Esta es una categoría amplia con muchos productos e ingredientes diferentes que pueden considerarse o usarse como emolientes. Hablemos primero de los ingredientes.
Las mantequillas, los aceites, los ésteres, los lípidos y los ácidos grasos se consideran emolientes.
Estos pueden ser opciones naturales, como la manteca de karité o el aceite de coco, o sintéticas, como el aceite mineral ( que conviene evitar ). En cualquier caso, funcionan de la misma manera: cuando la piel está seca y escamosa, se forman espacios abiertos en las células cutáneas.
Un emoliente puede ayudar a rellenar esos espacios y suavizar la piel.
Por otro lado, el término emoliente también puede (y a menudo lo hace) referirse a una variedad de productos humectantes que contienen estos ingredientes. Estos incluyen, en orden ascendente de espesor, lociones, cremas y ungüentos.
La diferencia: La proporción agua-aceite. Las lociones contienen principalmente agua y menos aceite, lo que las hace más fluidas y de rápida absorción. Estos emolientes a base de agua son ideales para personas con piel normal o grasa. Las cremas contienen agua y aceite, lo suficiente para retener la humedad en la piel, sin dejar residuos grasos.
Los ungüentos contienen el mayor porcentaje de aceite; son espesos y pueden ser grasosos, por lo que es mejor reservarlos para pieles muy secas y/o agrietadas. Estos a menudo se conocen como emolientes oclusivos, ya que ayudan a formar una barrera protectora sobre la piel para sellar o retener la humedad.
Beneficios de los emolientes para la piel
- Revitaliza la barrera cutánea para suavizarla: Piensa en la capa externa de tu piel —la barrera cutánea a menudo mencionada— como si estuviera compuesta de baldosas y lechada. Las células son las baldosas, y cuando la lechada (o los lípidos) entre ellas se agrieta o falta, la piel puede resecarse y descamarse, e incluso enrojecerse y picar.
(Una barrera comprometida permite que la humedad escape fácilmente y que los irritantes entren más fácilmente, y ninguno de los cuales le hace ningún favor a la piel). Los emolientes actúan como lechada, rellenando esos huecos para suavizar y suavizar la piel.
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Pueden ser beneficiosos para afecciones cutáneas que causan irritación y enrojecimiento: Los emolientes son beneficiosos no solo para quienes padecen piel seca y áspera, sino también para quienes padecen afecciones como eccema, psoriasis y dermatitis de contacto. Atribuyamos esta misma capacidad a su capacidad para ayudar a reponer la importantísima barrera cutánea.
- Mantiene la piel en general sana: La piel está más sana cuando está hidratada. Los factores ambientales, así como los jabones y limpiadores agresivos, pueden despojarla de su hidratación natural, y es en estos casos cuando complementarla con emolientes puede ser muy útil.
Efectos secundarios de los emolientes
La mayoría de los emolientes se pueden usar con frecuencia y de forma segura, sin efectos secundarios. ¿La principal advertencia? Tenga cuidado al usar productos emolientes más espesos (nos referimos a ustedes, ungüentos) en el rostro, especialmente si su piel se congestiona fácilmente o es propensa al acné. Estos pueden obstruir las glándulas sudoríparas, provocando la acumulación de sudor y la aparición de puntos negros, puntos blancos y granitos.
Otro problema potencial: dado que los emolientes de las lociones y cremas contienen agua, son más susceptibles a la contaminación microbiana, por lo que se les añaden conservantes. Aunque no es común, algunas personas con piel muy sensible pueden ser alérgicas a estos conservantes.
Cómo utilizar emolientes
Además de evitar usar emolientes muy espesos en todo el rostro, es una apuesta segura. (Aunque, cabe destacar que es mejor evitar su uso después de procedimientos como la microaguja, ya que estos tratamientos dejan canales abiertos en la piel, por lo que los emolientes pueden obstruir los poros y causar brotes).
Para un beneficio adicional, prueba a aplicarlos con suaves movimientos de barrido sobre la piel cuando aún esté un poco húmeda (como justo después de lavarte la cara o salir de la ducha), ya que pueden ayudar a retener la humedad que ya tienes. Este es un excelente consejo para quienes padecen eccema o psoriasis: nutrir la piel seca y agrietada y estar un paso más cerca de controlar mejor tu afección cutánea.
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