
Para muchos, el acné no es algo propio de la adolescencia; es un problema que persiste hasta la edad adulta. Quienes aún tenemos la piel con acné sabemos que es una batalla constante no solo tratar las imperfecciones que ya tenemos en el rostro, sino también prevenir su reaparición, ya sea con medicamentos orales o tratamientos tópicos, ya sean recetados o de venta libre.
Pero a veces lo mejor que se puede hacer para combatir el acné es volver a lo básico o recurrir a lo natural.
En este artículo, hablamos sobre los remedios naturales para el acné y qué ingredientes debemos buscar, qué podemos hacer con los ingredientes naturales que hemos encontrado y por qué estos ingredientes son ideales para tratar el acné.
1. Bicarbonato de sodio
Técnicamente, el bicarbonato de sodio y el agua suavizan los puntos negros y los poros obstruidos de la piel. El bicarbonato de sodio es ideal para pieles congestionadas, ya que este tipo de piel es más propenso a obstruirse los poros. Puedes probar una mascarilla casera de bicarbonato de sodio, que puedes dejar actuar durante 10 minutos y luego aplicar una crema hidratante.
El bicarbonato de sodio también neutraliza el pH de la piel. Esto es importante porque, si el pH está desequilibrado, puede ser propenso a sufrir acné, sequedad y envejecimiento prematuro.
2. Vinagre de sidra de manzana
Es el mejor astringente natural porque ayuda a equilibrar el pH de la piel, haciéndola menos grasa y menos seca. Pero ten en cuenta que, debido a su contenido de ácido acético y alfahidroxiácidos, el vinagre de sidra de manzana es muy penetrante, por lo que debes diluirlo antes de usarlo. Prueba con una mezcla de una parte de vinagre por cuatro partes de agua. Aplícalo en el rostro con un algodón o un pulverizador. No es necesario enjuagarlo.
El vinagre de manzana también puede exfoliar químicamente la piel, combatir los puntos negros y mejorar la hiperpigmentación, pero solo si se usa correctamente. Sin diluir, este ingrediente puede causar quemaduras e irritación cutánea, especialmente si hay heridas abiertas.
3. Cúrcuma
La cúrcuma está repleta de antioxidantes que aportan numerosos beneficios a la piel, como iluminarla y purificarla. Además, posee propiedades antibacterianas que la hacen ideal para tratar el eccema, la psoriasis y el acné, ya que calma la inflamación y reduce los brotes.
Mézclalo con bases exfoliantes suaves como harina de garbanzos, polvos de avena o arcilla de caolín.
El polvo de cúrcuma se elabora a partir de la raíz de Curcuma zedoaria, una variedad de jengibre originaria del sudeste asiático. Su ingrediente activo, la curcumina, le confiere un tono amarillo anaranjado y lo convierte en un potente antiinflamatorio. Además de tratar el acné, la cúrcuma también puede aclarar la hiperpigmentación.
4. Manuka Miel
La miel es un remedio natural muy conocido por sus propiedades antibacterianas y humectantes. Pero quizás lo que menos se sabe es que no todas las mieles son iguales: la miel de manuka , producida por abejas que se alimentan de árboles de manuka en Nueva Zelanda, contiene la mayor actividad antimicrobiana y es excelente para tratar el acné, la inflamación y afecciones cutáneas como el eccema y la psoriasis. Además, como también es humectante, lo que significa que retiene la humedad en la piel una vez aplicada, la miel la deja suave e hidratada, no grasa.
Para un facial casero, mezcla miel de manuka, aloe vera, una cucharadita de harina de garbanzos y una pizca de cúrcuma para formar una pasta. Extiende la pasta sobre el rostro y, una vez enjuagado con agua fría, aplica un cubo de hielo sobre la piel durante 30 segundos para tratar aún más la congestión facial.
Consejo útil: El aloe vera es una planta suculenta cuyas hojas contienen un agente tópico ideal para calmar la piel. El mucílago de la planta, o el gel que se usa para tratar la piel, contiene aproximadamente un 99,5 % de agua, lo que lo hace perfecto para hidratar la piel y calmarla.
5. Sal de grano fino
La sal de grano fino limpia profundamente, elimina las células muertas de la piel, equilibra la hidratación y extrae las toxinas de los poros, lo que la hace especialmente ideal para prevenir el acné o para tratamientos rápidos durante brotes en el rostro y el cuerpo. Además, gracias a sus propiedades antibacterianas, la sal marina puede ayudar a tratar afecciones de la piel como el eccema, la psoriasis, el acné e incluso heridas.
La forma más sencilla de usar la sal marina es mojarse la cara o el cuerpo, poner un poco de sal en la mano mojada para que se adhiera y luego aplicarla con suaves toques sobre la piel. Puedes dejarla actuar unos minutos o enjuagar inmediatamente. Solo asegúrate de no frotar con demasiada fuerza, ya que es demasiado abrasiva.
6. Aceite de árbol de té
El aceite de árbol de té es un excelente agente antiséptico y antiinflamatorio. Es reconocido por sus propiedades antibacterianas, antimicrobianas y antifúngicas, lo que lo convierte en un tratamiento localizado fácil y eficaz.
Por su naturaleza antiinflamatoria, reduce el enrojecimiento y la hinchazón de la piel al mismo tiempo que minimiza los brotes de acné y reduce los hongos que causan la caspa.
Prueba a diluir el aceite de árbol de té en un poco de aceite de oliva virgen extra o aceite de jojoba orgánico y aplícalo directamente sobre el grano.
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